EL MIEDO QUE ME EMPUJÓ

9 ago 2025

El miedo que me empujó a no quedarme en el mismo lugar

No era miedo a fracasar. Era miedo a algo peor: quedarme siempre en el mismo sitio.Pero para que entiendas cómo empezó todo, déjame llevarte atrás en el tiempo.

Del pueblo a la ciudad: el primer salto

Crecí en un pequeño pueblo cerca de Barcelona. La vida allí era tranquila y predecible.
Pero a los 20 años, la inquietud y curiosidad que siempre había albergado en mi interior tenía que aflorar con más intensidad.
Quería más: más oportunidades, más experiencias, más mundo.

Me mudé a la ciudad. Para muchos, eso ya habría sido un cambio enorme. Para mí, solo era el primer paso. Poco después de empezar la universidad, tomé una decisión que cambiaría mi vida: mudarme a Shanghái, China.

La promesa que parecía imposible

Antes de aterrizar, me me hice una promesa:
"Terminaré la carrera de Derecho. Ese es el precio para vivir aquí."

Aunque no me di cuenta enseguida, la realidad no era fácil, :

  • Estudiaba sola, sin profesores cerca ni compañeros con los que compartir apuntes.

  • Vivía en un entorno donde todo giraba en torno a los negocios, no a la universidad.

  • Tenía que adaptarme a una cultura y un idioma completamente nuevos.

Disciplina y viajes de ida y vuelta

Dos veces al año, viajaba 10.000 km de Shanghái a Barcelona para presentarme a los exámenes.
Después, volvía a China para seguir trabajando en mi futuro.

En ese ir y venir, descubrí una de mis mayores verdades:
la disciplina convierte lo imposible en posible.


No solo terminé mi carrera, también conseguí trabajo en un par de despachos de abogados en Shanghái (incluso antes de licenciarme).
Lo que parecía el final feliz de una historia… en realidad, era solo el principio.

La filosofía que me mueve

Con los años entendí algo:
No temo el desafío.
Temo quedarme en el mismo lugar (intelectual, no geográfico).

Cada vez que la vida me plantea una decisión difícil, vuelvo a esa promesa que hice en Shanghái.
Y si la vida no me pone algo retador delante… entonces yo lo provoco.
Porque siempre vuelvo a la misma pregunta:
"¿Qué me asusta más: moverme o quedarme igual?"
La respuesta siempre es la misma.

¿Y tú?

Ese nudo en el estómago que sentí entonces todavía me acompaña.
Pero desde entonces sé que no es una señal para frenar, sino para acelerar.

¿Recuerdas la primera vez que hiciste algo que te daba vértigo pero cambió tu vida?

Bisous,

Ornella Petitot

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© [2025] Ornella Petitot – BAR NUM: 41.572 ICAB

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